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[¿Quien se ha llevado mi queso?] EL DEBATE 2 de 2

El grupo todavía no lo sabía, pero Richard se estaba enfrentando a algunos cambios.
Hacía poco que se había separado de su mujer, y en esos momentos intentaba equilibrar su carrera profesional con la crianza de sus hijos adolescentes.

-Verán, yo pensaba que mi misión era ir resolviendo los problemas cotidianos a medida que surgían, cuando en ves de eso, tendría que haber mirado hacia el futuro al tiempo que prestaba atención a la dirección que estabamos tomando –dijo Michael-. Y sí, claro que me dediqué a solucionar problemas, las veinticuatro horas del día. La situación no era en absoluto divertida. Vivía en un mundo de competencia inexorable y no podía salirme de él.

"Sin embargo después de escuchar ¿Quién se ha llevado mi Queso? y ver cómo cambia Kof, advertí que mi misión era dibujar una imagen del "nuevo queso". Y conseguir que esa imagen fuera tan clara y realista que tanto yo como las personas c0n las que trabajaba pudiéramos disfrutar de l cambio y triunfar juntos.

-Es muy interesante –comentó Ángela-. Porque, para mí el punto culminante de la historia es cuando Kof deja atrás sus miedos y se visualiza encontrando el "nuevo queso". Entonces, correr por el laberinto le da menos miedo y disfruta haciéndolo y finalmente encuentra algo mejor.

Richard, que había permanecido con el cejo fruncido durante toda la conversación comentó:

-Mi jefa no cesa de decirme que la empresa debe cambiar. Creo que lo que en realidad me está diciendo es que Yo debo cambiar, pero yo me niego a hacerle caso.
Creo que nunca he sabido cuál es el "nuevo queso" hacia el que quiere que me mueva. Ni tampoco en qué va a beneficiarme ese cambio.

"Tengo que admitir que me gusta la idea de visualizar un "nuevo queso" e imaginarse a uno mismo disfrutando de él –dijo Richard con una leve sonrisa-. Eso lo ilumina todo.
Atenúa los miedos y hace que te sientas más interesado en contribuir a que se produzca un cambio. Tal vez pueda utilizar esa historia en casa –añadió-. Al parecer, mis hijos creen que en su vida no debe cambiar nada. Están enfadados. Supongo que tienen miedo de lo que les depara el futuro. Tal vez no he hecho un dibujo realista para ellos del "nuevo queso". Probablemente porque ni yo mismo lo he visto todavía.

El grupo permaneció unos instantes en silencio, y algunos de sus miembros pensaron en su vida familiar.

-Bueno –intervino Elaine-, aquí casi todo el mundo habla del trabajo, pero a mi la historia me ha hecho pensar en mi vida privada. Creo que mi relación actual es "queso viejo", y está realmente enmohecido.

-A mí me pasa lo mismo –dijo Cory riendo- Supongo que tengo que liberarme de una relación negativa
-O quizás el "queso viejo" sean simplemente las actitudes vieja –replicó Ángela-. De
lo que verdaderamente tenemos que liberarnos es de la conducta que sigue propiciando relaciones negativas. Y a partir de aquí, avanzar hacia una manera mejor de pensar y actuar.

-¡Claro! –exclamó Cory-. ¡Tienes toda la razón! El nuevo queso es una relación nueva con la misma persona.

-Empiezo a pensar que esta historia tiene muchas más lecturas que de las que en un principio creía –dijo Richard-. Me gusta la idea de liberarse de una conducta vieja en vez de hacerlo de la relación. Repetir la misma conducta dará siempre los mismos resultados.

"En vez de cambiar de trabajo, tal vez yo podría ser una de las personas que ayuden a la empresa a cambiar. Si lo hubiera hecho, a buen seguro que ahora tendría un empleo mucho mejor.

Entonces Becky, que vivía en otra ciudad pero había vuelto a la suya para la reunión, dijo:

-Mientras escuchaba el cuento y vuestros comentarios, he tenido que reírme de mí misma. He sido como Kif durante mucho tiempo, siempre dudando y vacilando y con miedo a cambiar. No me había dado cuenta de que a casi todos nos pasa lo mismo.
Me temo que he transmitido a mis hijos esa manera de actuar sin saberlo siquiera. Si ahora pienso en ello veo que los cambios te llevan a un lugar nuevo y mejor, aunque cuando se producen temes que no sea así.

"Recuerdo cuando nuestro hijo estaba estudiando el segundo curso en la universidad.
Debido al trabajo de mi marido, tuvimos que dejar Illinois y establecernos en Vermont.
Nuestro hijo estaba muy triste por tener que dejar a sus amigos. Además, era una estrella de la natación y en Vermont no había equipo de ese deporte. Se enfadó con nosotros y nos culpó del traslado.

"Pero, al final, se enamoró de las montañas de Vermont, aprendió a esquiar, esquió con el equipo de la universidad y ahora vive feliz en Colorado. Si hubiéramos escuchado todos juntos el cuento del queso, mi familia se habría ahorrado muchas tensiones.

-Cuando llegue a casa –dijo Jessica-, se lo contaré a los míos y les preguntaré a mis hijos si creen que soy Oli, Corri, Kif o Kof, y quién creen que son ellos. Podríamos hablar de lo que pensamos que es queso viejo en nuestra familia y de cuál podría ser el nuevo queso.

-Es una buena idea –intervino Richard.

-Me parece que voy a ser más como Kof: me moveré cuando se mueva el queso y disfrutaré de él –comentó Frank-. Y voy a contarles esta historia a mis amigos, que están preocupados porque tienen que dejar el Ejército y por lo que el cambio supondrá para ello. Seguro que provoca interesantes discusiones.

-Sí, así fue tal como mejoramos la empresa –dijo Michael-, Nos reunimos varias veces para discutir qué habíamos sacado en claro la historia del queso y para decidir cómo podíamos aplicarla a nuestra situación concreta. Estuvo muy bien porque pudimos utilizar un lenguaje que resultaba divertido para hablar del cambio.
En realidad, resultó muy efectivo. Sobre todo cuando lo divulgamos por toda la empresa.

-¿Y eso? –quiso saber Nathan-

-Cuanto más nos bajábamos en la escala jerárquica de la organización, encontrábamos a más personas que se sentían con menos poder. Era comprensible que el cambio les diera mucho miedo, ya que consideraban que se les imponía desde arriba. Por eso se resistían a él. Dicho en pocas palabras: cuando el cambio.
-¿Por qué? –preguntó Carlos.

-Porque –prosiguió Michael- cuando nos dispusimos a cambiar, la empresa había llegado a un punto tal que estuvimos a punto de prescindir de muchos empleados, entre ellos algunos amigos. Fue muy duro para todos., Sin embargo prácticamente todo el mundo, los que se quedaron y los que se marcharon, dijo que el cuento del queso le había ayudado a ver las cosas de otro modo y a adaptarse mejor a ellas. Los que tuvieron que buscar un nuevo empleo dijeron que al principio les resultó muy duro, pero que recordar la historia les fue de gran ayuda.

-¿Qué fue lo que más los ayudó? –preguntó Ángela.

-Una vez dejaron atrás el miedo –replicó Michael-, me dijeron que lo mejor fue advertir que el mundo estaba lleno de nuevo queso esperando que alguien lo encontrara. Que formarse una imagen mental del nuevo queso hacía que se sintieran mejor; en las entrevistas de trabajo tenían más confianza en sí mismos, y algunos encontraron un trabajo mejor.

-¿Y aquellos que se quedaron en tu empresa? –preguntó Laura.

-Pues en vez de quejarse de los cambios que estaban produciéndose –respondió Michael-, decían "Nos han movido el queso. Vamos a buscar uno nuevo". De ese modo ahorramos mucho tiempo y redujimos las tensiones.

"Al poco, las personas que se habían resistido al cambio empezaron a verle las ventajas e incluso colaboraron en la tarea de llevarlo a cabo.

-¿Por qué crees que ocurrió? –dijo Cory.

-Creo que en gran parte se debió a la presión que pueden ejercer los compañeros en una empresa.

-¿Qué ocurre en casi todas las empresas cuando es la dirección la que anuncia un cambio? ¿Qué opina la gente del cambio? ¿Qué es una buena idea o una mala idea?

-Una mala idea –respondió Frank.

-Sí –convino Michael-. ¿Por qué?

-Porque la gente quiere que las cosas sean siempre iguales y cree que el cambio le perjudicará –dijo Carlos-. Cuando una persona lista dice que cambiar es mala idea, los demás dicen lo mismo.

-Sí, tal vez no piensen lo mismo –añadió Michael-, pero se muestran de acuerdo para parecer listas. Ese es el tipo de presión que se da entre compañeros y que combate los cambios en cualquier empresa.

-En las familias puede ocurrir lo mismo entre padres e hijos –intervino Becky. Y luego preguntó-: ¿Fuéron muy distintas las cosas cuando la gente leyó el cuento del queso?

-Cambiaron de inmediato. Porque nadie quería parecerse a Kif –contestó Michael simplemente.

Todos rieron, incluido Nathan, que dijo:

-Ese es un punto interesante. En mi familia nadie querrá parecerse a Kif. Es posible incluso que cambien. ¿Por qué no nos contaste esta historia en la reunión anterior?
Estoy convencido de que puede funcionar.

-Cuando vimos lo bien que nos había funcionado a nosotros –dijo Michael-. Les pasamos la historia a algunas personas con las que queríamos hacer negocios porque sabíamos que en sus empresas también estaban produciéndose cambios.
Les sugerimos que nosotros podíamos ser su "nuevo queso", es decir, unos socios mejores con los que podríamos triunfar juntos.

Eso le dio algunas ideas a Jessica y le recordó que tenía que hacer unas llamadas para unas ventas a primera hora de la mañana. Consultó el reloj y dijo:

-Bueno, es el momento de que me vaya de esta Central Quesera en busca de un nuevo queso.
Todos se echaron a reír y se despidieron. Muchos querían seguir conversando, pero tenían que marcharse. Al hacerlo, volvieron a agradecerle a Michael que les hubiera contado el cuento.

-Me alegro mucho de que lo hayan encontrado tan útil –les dijo él- y espero que pronto tengan la oportunidad de compartirlo con otros.

FIN



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Publicado por Victorino Redondo F. para ¿Quien se ha llevado mi queso? el 8/23/2007 07:35:00 PM