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[solo BMW] BMW M3 PRUEBA

BMW M3 PRUEBA por David Ayala


Dos días para comprobar, por carreteras cercanas a Ronda y por el circuito de Ascari, el poder de un automóvil increíble. 48 horas para disfrutar de un coche de ensueño. ¿Os montáis conmigo?

Un vuelo corto que termina en el aeropuerto de Málaga, un paseo en M5 para trasladarnos a las excelentes instalaciones del Hotel Puente Romano en Marbella, las llaves de un M3 esperando en la puerta a que nosotros, "sufridos periodistas del motor", decidamos subirnos a él para dar una vuelta de más de cien kilómetros por los alrededores de Marbella. ¿Quién dijo que era duro ganarse la vida?

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Pero el verdadero placer nos esperaba al día siguiente cuando, tras desayunar en el buffet libre del hotel, tomamos de nuevo las llaves del M3 para dirijirnos al circuito de Ronda.

Por primera vez en este automóvil se recurre a un motor V8 en vez de al tradicional seis cilindros en línea de la marca bávara. Las bondades del nuevo bloque son tantas que es difícil comenzar por alguna. Las mariposas de admisión funcionan de manera independiente para cada cilindro. La distribución, mixta entre piñones y correa dentada, cuenta con el sistema de distribución variable doble VANOS que permite variaciones infinitas en ambos árboles de levas. La gestión electrónica del conjunto es impecable y, además, el peso de toda esta amalgama de tecnología se queda por debajo del ofrecido por el antiguo motor de seis cilindros a pesar de contar con una cilindrada que llega a los cuatro litros para alcanzar nada menos que 420 CV.

Y allí estaba yo, sentado a los mandos del primer M3 que pasaba por mis manos. Deseando poner en marcha la mecánica y pensando en lo difícil que debe ser hacerse con las riendas de uno de los turismos más potentes que pueden circular por carretera. Primera, desembrague y... adelante. El embrague no requiere un esfuerzo extra, el movimiento se produce sin vacíos, con normalidad, como si se tratara de cualquier otro coche de los que circulan alrededor. Sin embargo, las miradas de envidia del resto de conductores nos delata que estamos sentados en algo muy, muy especial.

35769.jpgLas carreteras se hacen extremadamente pequeñas para un automóvil como el M3 y, sobre todo, las velocidades que permite tan extraordinario motor no pueden comprobarse en zonas abiertas al tráfico. Comprobamos sin embargo la facilidad de conducción a velocidades legales, el buen remate de todos los elementos, la enorme facilidad para realizar adelantamientos que, en cualquier otra circunstancia o vehículo, serían imposibles. No hay duda, el M3 empieza a envenenarnos la sangre con esa absoluta fuerza que muestra a cualquier régimen, en cualquier marcha, ante cualquier situación.

Llegamos al circuito mientras luchamos por evitar que la adrenalina se nos dispare pensando en la posibilidad de extraer la quintaesencia del modelo en la pista. Un pequeño briefing para decirnos cuáles son las normas; dos vueltas detrás de un monitor para comprobar el trazado y, a partir de ahí, ocho vueltas por libre, sin ataduras, sin límites, sin una mirada de reojo al velocímetro, sin radares, pero con toda la aprensión de sabernos a bordo de un verdadero bólido que no podemos tratar de cualquier manera.

Por fin, yo solo sentado en "mi" M3 y preparado para dar vueltas a Ascari. El M5 que se ha situado delante realiza el trazado a buen ritmo pero no de carreras. Soy el tercero de los M3 que siguen al monitor. Cada curva está marcada con conos a la manera habitual; cono de entrada, pico, salida... sin problemas... de momento. Lo reconozco, el cambio no es lo que más me gusta del M3, pero la potencia de la mecánica me pierde.

En la segunda vuelta presiono el botón del miedo, el que desconecta el control de estabilidad (DSC en el caso de BMW) Mantengo la distancia con los de delante. Al menos soy capaz de rodar tan rápido como ellos sin la intervención de la electrónica. Me arriesgo a seguir con él desconectado una vez que el M5 ha dejado la pista.

Tercera vuelta, primera en solitario. Prudencia en muchos puntos, 420 CV son demasiados para andarse con tonterías. El motor empuja tantísimo que sólo debo poner segunda en la horquilla más pronunciada del circuito. Mientras, al llegar a la chicane que da entrada a la curva peraltada que nos lleva al sacacorchos la tercera ofrece el mejor rendimiento. Cómo se apoya el coche, qué potencia, qué sensaciones... y cómo me lo estoy pasando...

Tras algunas vueltas me decido a provocar la derrapada del eje trasero, la horquilla es el mejor sitio. Entrada lenta, morro inscrito en la curva... y gas. ¡Cuidado! son más de 400 CV que se desbocan a poco que me descuide. La trasera se mueve, se desliza, termina de rematar la curva... y la sonrisa de mi cara es tan amplia como dan de sí mis labios. La felicidad al volante está entre mis manos.

Diez vueltas, fueron sólo diez vueltas, nada menos que diez vueltas, y el M3 ha cautivado mi corazón. Un coche con cuerpo de turista y alma de atleta, un vehículo para todos los días que muerde a cualquiera que ose sobrepasarse. Un compañero me dice que tiene el M3 de la primera generación. Le miro con sorpresa, con un cosquilleo en la tripa, con admiración y, sobre todo, con mucha envidia. Yo también quiero uno. Uno de la primera, otro de la segunda, otro de la tercera y el mío, mi M3 de la cuarta, ése que me ha hecho tan feliz y que se encuentra a 71.900 euros de distancia. No lo tendré, pero siempre estará en mi recuerdo.



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Publicado por VRF para solo BMW el 7/17/2007 04:56:00 PM